Estudios de la Biblia Lección 1

COMO NOS LLEGÓ LA BIBLIA

Usted está dando inicio al estudio del libro más maravilloso del mundo. La Biblia a menudo ha sido llamada “el libro” y esto es correcto ya que la Biblia se clasifica por sí misma. La Biblia significa “libro”. En realidad, la Biblia es una colección de 66 libros escritos por unos 40 autores. Estos autores produjeron sus escritos en diferentes países durante un período de 1600 años. La historia de cómo nos vino este extraordinario libro, con cada parte adecuadamente unida a las otras y sin contradecirse, es lo más interesante. Nosotros concluimos que un libro así solamente pudo haber salido de Dios.

Cómo fue escrita la Biblia

La Biblia está dividida en dos grandes divisiones conocidas como el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento es unas tres veces más largo que el Nuevo Testamento y sus escritos fueron completados unos 400 años antes del nacimiento de Cristo. Originalmente los escritos bíblicos fueron escritos a mano sobre pieles de animales (pergaminos) o sobre papel hecho de papiro. La imprenta todavía no había sido inventada; por eso cada copia original tenía que hacerse a mano. De ahí que las copias eran escasas y sumamente valiosas.

Los 39 libros del Antiguo Testamento fueron escritos en hebreo, excepto algunas pequeñas porciones que fueron escritas en arameo. Los primeros cinco fueron escritos por Moisés, 1500 A..C. (antes de Cristo) aproximadamente. Durante los siguientes mil años se escribieron los libros restantes, y parece que Esdras, el escriba, los coleccionó en un solo libro (Nehemías 8:5) por el año 400 A.C. aproximadamente.  En el tercer siglo antes de Cristo la primera gran traducción del Antiguo Testamento de hebreo a griego, se hizo en Alejandría, Egipto. Fue llamada la Septuaginta (significa setenta) porque fue traducida por setenta eruditos. Cristo a menudo citó esta versión o un texto hebreo similar a ella.

Los 27 libros del Nuevo Testamento se escribieron en griego por ocho hombres, varios de ellos apóstoles de Cristo, en el primer siglo D.C. (después de Cristo). El Nuevo Testamento cubre sucesos ocurridos en ese siglo, incluyendo la vida de Cristo y el establecimiento de su iglesia. A pesar de que es cierto que todas las copias originales del Antiguo Testamento han sido perdidas o destruidas, nosotros tenemos los escritos exactamente como ellos fueron producidos. Muchas copias han sido preservadas y están a la disposición de los eruditos para que las usen en traducciones a otras lenguas. Las tres más importantes son el Manuscrito Vaticano que está en el Vaticano en Roma, escrito en el siglo cuarto; el Manuscrito Alejandrino, que actualmente se encuentra en el Museo Británico en Londres, escrito en el siglo quinto; y el Manuscrito Sinaítico que también se encuentra en el Museo Británico y que fue escrito en el siglo cuarto. Además hay cientos de otras copias de menor importancia las cuales son de valor para los traductores y que nos aseguran que nosotros tenemos los escritos originales del Nuevo Testamento.

Los Rollos del Mar Muerto, los primeros de los cuales fueron descubiertos en 1947 en una caverna cerca del Mar Muerto y los cuales datan del primero o segundo siglo antes de Cristo, han ayudado a recientes traducciones del Antiguo Testamento. Estos han contribuido para verificar la exactitud de los manuscritos de los cuales ya anteriormente se habían hecho traducciones. De esta manera nosotros nos sentimos más confiados de que en verdad poseemos el mensaje de las escrituras del Antiguo Testamento.

Hay dos fuentes adicionales de información acerca de los libros originales del Nuevo Testamento. Una es la traducción hecha inmediatamente después de que el Nuevo Testamento fue escrito. La más importante, escrita en Latín, es llamada la Vulgata y fue completada por Jerónimo en 405 D.C. Nosotros también tenemos numerosas citas que los padres de la iglesia primitiva hicieron sobre la Biblia. Al comparar los manuscritos griegos, las primeras traducciones, y las citas de los padres de la iglesia primitiva, los eruditos de la Biblia han podido determinar con gran exactitud lo que los autores del Nuevo Testamento escribieron. En efecto, tan seguros estamos de que nosotros tenemos la Biblia casi como fue dada que podemos afirmar positivamente que ninguna doctrina de la Biblia ha sido afectada ni en lo más mínimo en las copias que de ella se han hecho a través de los siglos.

La Biblia en Español

Hoy día cuando se venden Biblias a bajo precio en las librerías y hasta las regalan las sociedades bíblicas, es probable que no nos demos cuenta del precio que pagaron los heroicos sabios españoles para otorgarnos el privilegio de leer en nuestra propia lengua la preciosa palabra de Dios.

Durante muchos siglos de cristiandad al pueblo le fue prohibido leer la Biblia, por miedo de que no la comprendiera sin un docto de la iglesia para guiarle en su pensamiento.

En 1233 el Concilio de Tarragona promulgó un decreto que prohibió a clérigos tanto como a laicos toda versión de la Biblia que no fuera en latín. A pesar de la prohibición oficial ningún pueblo del mundo ha demostrado más que el español el anhelo por conocer la palabra de Dios.

Así que es rica y extensa la literatura bíblica-religiosa de España, la cual abarca toda su historia y en ciertas épocas domina el pensamiento nacional.

Entre las varias obras históricas, científicas y jurídicas que produjeron los traductores del Rey Alfonso X el Sabio (1252-84), se encuentra una paráfrasis de partes del Antiguo Testamento. Estos trozos, traducidos del latín de la versión Vulgata al viejo castellano, se mezclaron con materias seculares en lo que aspiraba ser una vasta y total enciclopedia del saber humano.

La famosa Biblia Políglota Complutense, redactada en la Universidad de Alcalá por filólogos clásicos y orientales bajo dirección del Cardenal Jiménez de Cisneros, se empezó a publicar en 1514 y se terminó en 1517. Este gran monumento de la erudición bíblica española consta de una versión del Antiguo Testamento con textos en el hebreo, el griego de la Septuaginta y el caldeo, y una traducción interlineal en latín; además de una versión bilingüe del Nuevo Testamento con la Vulgata latina y un nuevo texto griego en columnas paralelas. Desgraciadamente estos estudios bíblicos sólo estaban al alcance de unos pocos doctos y eruditos bajo la supervisión de la iglesia.

Sin embargo, uno de los centros más vigorosos del pensamiento reformista surgió de este ambiente de erudición bíblica. En esta época (1528-1558) la Catedral de Sevilla tenía una serie de predicadores distinguidos quienes habían estudiado en la Universidad de Alcalá y quienes inspiraron a los jóvenes destinados a encabezar el movimiento reformista en España y a ser los primeros en traducir la Biblia en español.

La invención de la tipografía por Juan Gutenberg, impresor alemán, en 1440 había facilitado la producción en serie de libros. Con esta invención nació la edad del libro, la edad de la Biblia.

Cuando la imprenta se instaló en tres ciudades de España en 1472*, el primer libro impreso versó sobre un tema religioso. Ya que no había de copiarse a mano los manuscritos, el interés aumentó en traducir la Biblia a la lengua común y corriente para que pudiera leerla el laico.

Desiderio Erasmo (1469-1536), agustino holandés quien se distinguió por su dedicación a los ideales éticos más bien que a los ritos ceremoniales, ejerció una influencia considerable en la Europa de su tiempo, especialmente en España y dio ímpetu al movimiento de Reforma, es decir, de reformar la corrupción de la iglesia.

Ante esta amenaza a su autoridad, la iglesia nacional española reaccionó con el movimiento contrarreforma, aumentando la persecución de los reformadores. Entre las reformas propuestas, éstos apoyaban la idea de poner la Biblia al alcance del pueblo común por medio de una traducción al castellano corriente.

Temprano en el reinado de Felipe II, cuando la persecución religiosa extinguió los primeros brotes del protestantismo en España, la mayoría de los protestantes fueron quemados vivos o ahorcados en los autos-de-fe de 1559-62 en Valladolid y Sevilla.

Así que los clérigos reformistas que lograron escaparse al destierro sentían la misión urgente de producir una Biblia en español, de modo que todo hombre pudiera acercarse a Dios sin la ayuda o intervención de ninguna figura eclesiástica.

En tal ambiente religioso-intelectual surgió la inspiración que produjo las primeras traducciones completas de la Biblia en español.

Entre los más importantes precursores de la versión Reina figura la primera traducción castellana del Nuevo Testamento traducido del griego original por Francisco de Encinas, joven español de Burgos. Encinas fue considerado helenista de primera categoría y su traducción ha sido juzgada como merecedora de altos elogios.

El joven erudito explicó que había traducido el Nuevo Testamento al castellano porque “todas las otras naciones de Europa ya gozan de este beneficio” y porque los que no pueden leer la Biblia en su propia lengua tienen que “ver por ojos ajenos y oír por oídos ajenos.” Esta traducción fue impresa en Amberes en 1543. Desgraciadamente el Confesor de Carlos V mandó confiscar los libros y encarcelar al traductor. En aquella época los ejércitos españoles ocupaban los países bajos. En 1546 el Concilio de Trento promulgó un decreto que prohibía la traducción de las escrituras al idioma corriente y proclamó la Vulgata en latín única versión aprobada.

La más destacada versión castellana del Antiguo Testamento, publicada en Ferrara, Italia en 1553, fue obra de Yom Tob Atias y Abraham Usque, dos judíos sefarditas, para el uso de los judíos que habían sido expulsados de España al comienzo del siglo.

La primera Biblia completa impresa en español fue obra de Casiodoro de Reina, un monje del monasterio de San Jerónimo de San Isidro de Sevilla, quien había huido dos años antes de la persecución de 1559, año en que fueron quemadas vivas muchas personas sospechosas de reformismo.

Después de 12 años de trabajo, a pesar de padecer el destierro, la pobreza y la enfermedad, Reina logró terminar su traducción, la que se toma directamente de los idiomas originales hebreo y griego. “Procuró ceñirse al texto sin quitar nada…ni añadir cosa alguna sin marcarla de distinta letra que el texto común o encerrarla entre vírgulas.”

Publicada en Basilea en 1569, esta traducción fue fácilmente identificada por la Inquisición a causa del símbolo del oso en la portada, como marca de la casa tipográfica donde se imprimió. Siendo tan fácil la identificación de la Biblia prohibida, la mayoría de los 2.600 ejemplares fueron destruidos.

Cipriano de Valera, quien pertenece a una generación más joven que Casiodoro, vivió las mismas circunstancias y experiencias. Era sevillano, monje en San Isidro y también tuvo que buscar asilo en el extranjero, temeroso de los rigores de la Inquisición. Dedicó unos 20 años a su revisión del texto de Reina, la que se publicó en Ámsterdam en 1602.

Los cambios que hizo en la obra consistieron principalmente en la modernización del vocabulario y la ortografía, el suprimir las notas marginales, y el distinguir más claramente entre los libros canónicos del Antiguo Testamento y los apócrifos. Reina había intercalado los libros apócrifos entre los canónicos, pero Valera los colocó juntos después del Antiguo Testamento.

Adelantándose a su siglo, Casiodoro de Reina recomendó que la Biblia fuera revisada periódicamente y eso no por uno o pocos traductores, sino por todo un equipo de eruditos eclesiásticos escogidos de entre la iglesia y la universidad, así evitando cualquier tendencia doctrinal de un solo traductor.

Precisamente de esta manera fue hecha la revisión de 1960 de la traducción Reina-Valera, preparada por un comité distinguido de eruditos. Es la versión que más se lee hoy día. Esta traducción también tiene la ventaja del conocimiento de los rollos del Mar Muerto, descubiertos en 1947, y que antedatan todo manuscrito bíblico anterior.

Entre otras traducciones importantes figura la de Felipe Scío de San Miguel, 1794-97, traducida de la Vulgata latina, primera Biblia católica en español y la primera Biblia impresa en España. Fue seguida por la versión católica de Félix Torres Amat, 1823-25, también traducida de la Vulgata.

Las Biblias católicas que más se usan hoy día son la traducción de Eloino Nácar Fuster y Alberto Colunga, publicada en Madrid en 1944, la primera Biblia católica española traducida de los idiomas originales hebreo y griego; y la traducción de José M. Bover y Francisco Cantera Burgos, publicada en 1947, que también se toma directamente de los idiomas originales.

Hoy contamos con otras valiosas traducciones en español. Conviene aclarar que las diferencias entre las varias versiones se limitan al estilo literario, la claridad de expresión, la organización técnica y la presentación artística, y que no presentan mayores conflictos en cuanto a la doctrina.

(Hemos incorporado este artículo “La Biblia en español” de Mary Ellen Volk, Profesora Emérita de Midwestern State University, asociada a Spanish Literature Ministry, por considerarlo muy importante para el estudio que seguimos. Esperamos que ha de ser de gran interés para nuestros lectores de habla española.)

Cuestionario

“BUSCAD Y HALLARÉIS “

1. Escoja la respuesta correcta

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2. Complete las citas de la Biblia escribiendo la palabra correcta entre las “[ ]”:

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