Por Randall Tidmore
La palabra “apóstol” básicamente es una transliteración de la palabra griega “apostolos”. Se define como “alguien enviado con una comisión”. No es sencillamente un “mensajero”, que viene de la palabra “angelos”, de la cual también tenemos nuestra palabra “ángel”.
En el sentido básico, había varios “apóstoles”, incluyendo a Bernabé, Hechos 14:14. En el contexto encontramos la comisión, vs. 13:2-5. No obstante, esta clase de comisión no está en vigor hoy día. Muchas veces he pensado que habría sido mucho más fácil si todavía el Espíritu Santo nos enviara específicamente donde Dios quisiera que fuéramos. Pero en el día de hoy, oramos pidiéndole a Dios que nos ayude saber donde Él quiere que vayamos. Le pedimos que abra las puertas correctas y cierre las equivocadas. Sin embargo, después de todo, tenemos que probar las puertas para saber cuales están abiertas.
Además del sentido básico, existe el sentido principal en las Escrituras de la palabra “apóstol” con referencia a los “doce”, y luego también a Pablo, 1 Corintios 15:7-9. Estos apóstoles eran distintos. Estos tenían el apostolado como “oficio”, Hechos 1:20. Estos hombres recibieron la “gran comisión”, los doce a los judíos y Pablo a los gentiles. Además de haber sido enviados con una comisión estos fueron aun más especial en que tenían que llenar el requisito de haberlo visto al Cristo resucitado, Hechos 1:21,22. Entre los que llenaron este requisito, Jesucristo escogió estos apóstoles, Lucas 6:13; Hechos 1:23-26; 9:15. Pablo dijo que él era el “último de todos” que iba cumplir el requisito, 1 Corintios 15:8.
Pablo se refirió a sí mismo y a los doce apóstoles como los “santos apóstoles”, Efesios 3:5. Estos están en la iglesia hasta el día de hoy, no como físicamente vivos, caminando entre nosotros, sino en la “fundación” de la iglesia, Efesios 2:20. Note que los apóstoles y los profetas eran muy especiales, pues se les menciona en los dos pasajes. Jesucristo mismo puso ciertos oficios en su iglesia, Efesios 4:11-13. ¿Cómo sabremos si todos siguen en vigor o no? ¿Cómo sabremos cuáles “no” y cuáles “sí”? Los apóstoles y profetas están en la fundación. Los cristianos de hoy somos “piedras vivas” edificadas sobre esta fundación, 1 Pedro 2:4-6; Efesios 2:20. Nadie puede echar más fundación, 1 Corintios 3:11.
Estos apóstoles tenían un “poder” especial, Hechos 1:8, compare con v. 2. No solamente tenían el Espíritu Santo, sino también, “recibiréis poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre vosotros”. Este poder especial se manifiesta claramente en la historia de las conversiones de los samaritanos, Hechos 8:5-24.
Considere: Felipe fue “lleno del Espíritu”, Hechos 6:3-6. Los apóstoles le impusieron las manos. Antes de este capítulo no hay record en el libro de los Hechos de alguien más de los apóstoles haciendo milagros. Después de haberle impuesto las manos, empezó a predicar y hacer milagros, Hechos 6:8; 8:6-8. Entonces algo muy interesante e importante sucedió…
Hechos 8:14-19 Los apóstoles que estaban en Jerusalén, al oír que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan, los cuales descendieron y oraron por los samaritanos para que recibieran el Espíritu Santo. Porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos el Espíritu Santo; solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les impusieron las manos, y recibieron el Espíritu Santo. Cuando Simón vio que por medio de la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, diciendo: -Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo imponga las manos reciba el Espíritu Santo-.
Preguntas:
1. ¿Por qué no habían recibido el Espíritu Santo, los samaritanos?
2. ¿Por qué Felipe, quien era “lleno del Espíritu”, no impuso sus manos sobre ellos para que recibiesen el Espíritu Santo?
3. ¿Por qué fue necesario para los doce enviar a Pedro y a Juan desde Jerusalén hasta Samaria?
4. ¿Cómo es que Simón “vio que por medio de la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo” y tantos hasta el día de hoy no pueden verlo?
5. Si todo lo anterior es verdad, ¿qué pasó cuando el último de estos apóstoles murió?
Cuando toda la verdad había sido revelada a los apóstoles y profetas por el Espíritu Santo, Juan 16:13, y esa verdad había sido confirmada por los dones del Espíritu Santo, Marcos 16:20; Hebreos 2:3,4, entonces se acabó lo que era en “parte”, vino “lo perfecto” (o completo) y cesaron los dones, 1 Corintios 13:8-13.
Si somos, como decimos ser, la iglesia verdadera que Cristo edificó, es preciso que estemos edificados sobre las enseñanzas de Cristo, de los profetas y de los apóstoles, Hechos 2:42. Pablo solemnemente amonestó a cualquier que quisiera cambiar o adaptar esa doctrina, Gálatas 1:6-10.
Había manera para probar a alguien que reclamara ser “apóstol”, Mateo 7:15; Hechos 17:11. En el primer siglo algunos dijeron que eran apóstoles pero fueron hallados “mentirosos”, Apocalipsis 2:2. Si aplicamos el mismo examen a los que dicen ser apóstoles hoy, así les hallaremos, también.