Algunas de las palabras más poéticas de la Escritura abren el libro de Hebreos. “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, 4 hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.” (Hebreos 1:1-4).
La audiencia inicial de este libro tiene en alta estima las Escrituras del Antiguo Testamento. Estos escritos sagrados los conectan con su Creador. El escritor les recuerda su respeto compartido por los profetas de la antigüedad que hablaron en nombre de Dios a sus antepasados. “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas…”
Los profetas a veces servían como pronosticadores que predecían eventos futuros, pero también eran en todos los casos narradores que hablaban con autoridad en nombre de Dios. El Espíritu Santo inspiró o sopló en estos hombres las palabras reales de Dios.
El apóstol lo expresa de esta manera en 2 Pedro 1:20-21, “entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, 21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”
Dios entregó Sus mensajes a Su pueblo “en varios tiempos” durante un período de unos mil quinientos años y presentó Su palabra en “varias maneras.” En algunas ocasiones, Dios inspiró mera historia como en Reyes y Crónicas. En otras ocasiones, Dios habló a través de Sus siervos de manera predictiva como en Isaías 53. En otros casos Dios emite declaraciones proféticas con doble cumplimiento como en Isaías 7:14 y Mateo 1:20-23. En otros casos, Dios presenta a través de los mensajes de los profetas velados en señales y símbolos como en Daniel 2 y 7.
Edward Fudge escribe en su libro, Nuestro Hombre En El Cielo: “Amós dio el mensaje de Dios mediante oráculos y declaraciones directas de Dios; Oseas por experiencias “típicas” en su propia vida; Habacuc por argumentos y discusión. Malaquías habló la palabra de Dios por medio de preguntas y respuestas; Ezequiel por actos extraños y simbólicos; Hageo por sermones y Zacarías por señales místicas.”
Por supuesto, dado que Dios se comunicó de varias maneras, el pueblo de Dios está obligado a interpretar estas palabras con una apreciación de los diferentes estilos de escritura y género de las Escrituras. Más grande que la elocuencia de la introducción a Hebreos es el tema doctrinal de la superioridad de Jesús que impregna este libro. Este es nuestro enfoque, después de nuestro himno…
Una clave para comprender algunos de los pasajes más difíciles de Hebreos es ser consciente de las circunstancias que rodean la escritura. En su estudio del libro de Hebreos, Jimmy Allen explica: En algún tiempo antes, los discípulos [judíos] habían sufrido persecución y la habían soportado con gozo. Hebreos 10:32-34… Hechos 5:41…. Para cuando se escribió Hebreos, aquellos a quienes se dirigió habían experimentado un cambio de actitud. Eran negligentes (Hebreos 2:3), perezosos (Hebreos 6:12), tardos para oír (5:11), espiritualmente inmaduros (5:12-13), dejaban de congregarse (10:25) necesitaban que se les volviera a enseñar los primeros principios de la palabra de Dios (5:12). Estaban en peligro de incredulidad (3:12), de desviarse (2:1), perder su confianza (10:35), de endurecerse por el engaño del pecado (3:12-13), de descarriarse por falsas enseñanzas (13:9), de volver al sistema de sacrificios judío (10:26-31), no obtener la gracia de Dios (12:15) y perder el descanso eterno (4:1-3). Quizás algunos habían entrado en una apostasía completa e irreversible (6:1-8).
El escritor de Hebreos ciertamente tenía mucho trabajo por hacer. Para revertir la tendencia de alejarse de Jesús y de la iglesia y volver a caer en el judaísmo, el Espíritu Santo enfatiza la superioridad del cristianismo sobre el judaísmo. Por favor, comprenda: el judaísmo no es una forma de llegar a Dios hoy. El libro de Hebreos enfatiza la superioridad de Cristo y el cristianismo con la palabra “mejor” trece veces:
• Cristo es mejor que los ángeles (Hebreos 1:4)
• Mejores cosas pertenecen a la salvación en Cristo (Hebreos 6:9)
• Lo menos es bendecido por lo mejor (Hebreos 7:7)
• Se presenta una mejor esperanza (Hebreos 7:19)
• Jesús es la garantía de un mejor pacto (Hebreos 7:22)
• Cristo es el mediador de un mejor pacto (Hebreos 8:6)
• El nuevo pacto se establece sobre mejores promesas (Hebreos 8:6)
• El nuevo pacto se basa en un mejor sacrificio (Hebreos 9:23)
• Hay una posesión mejor y más duradera… en los cielos (Hebreos 10:34)
• El nuevo pacto prometía una patria mejor (Hebreos 11:16)
• El nuevo pacto aseguró una vida mejor (Hebreos 11:35)
• El pacto de Cristo proveyó mejores cosas que las de Moisés (Hebreos 11:40)
• La sangre de Cristo habla mejor que la sangre de Abel (Hebreos 12:24). Verdaderamente, hay poder en la sangre de Jesús.
Aunque el argumento es multifacético, el enfoque principal del libro de Hebreos está en la superioridad de Cristo. Los Cristianos de hoy, especialmente nosotros los gentiles (o no judíos), tenemos dificultad para apreciar completamente los desafíos emocionales de un judío que se convirtió al Cristianismo. Él judio tuvo que dejar de lado el sacerdocio levítico, los sacrificios de animales, etcétera.
Sin embargo, quizás la mayor presión provino de sus amigos y familiares judíos que rechazaron a Cristo y trataron de atraerlos de regreso al judaísmo. Con el fin de sacar a los discípulos judíos del borde de la apostasía, el Espíritu Santo dejó muy claro A QUIÉN estaban rechazando y las graves consecuencias.
Incluso entre el círculo íntimo de Jesús, vemos lo difícil que fue comprender el significado completo de la identidad de Jesús y su posición central para el pueblo de Dios. Vemos en la transfiguración, por ejemplo, la gran reverencia que los judíos tenían por los profetas (Mateo 17:1-5).
Pedro tiene a los profetas en tan alta estima que cuando Dios señala la elevación de Jesús a un plano especial cuando el rostro de Jesús brilla como el sol y sus vestidos se vuelven tan blancos como la luz, Pedro permanece igualmente enamorado de Moisés y Elías. Aparentemente impresionado con su magnanimidad hacia su mentor, Pedro le sugiere a Jesús: “hagamos aquí tres enramadas/tabernáculos: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.”
Por supuesto, Pedro no obtuvo la respuesta deseada.
Poner a Jesús al mismo nivel que Moisés y Elías NO impresionó al Padre. En cambio, el Padre interviene de manera alarmante para aclarar el asunto. La voz de Dios brota de la nube luminosa sobre ellos para declarar enfáticamente: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.” (Mateo 17:5).
Dios resuelve para siempre la controversia que demandó el libro de Hebreos. Jesús se encuentra en una clase propia. Jesús no es un profeta más; Él no es un mero ángel, sino que está muy por encima de todos los demás dignatarios espirituales fuera de la Deidad. Y, si alguno desea honrar y agradar a Dios, primero debe someterse a la autoridad de Jesucristo.
El lenguaje de Hebreos 1:1 no presenta a Jesús como una figura de transición para ser reemplazada por otros líderes religiosos en los siglos venideros — Papas, Mahoma, Reformadores, Teleevangelistas. En cambio, de ahora en adelante, Jesús está en la cúspide del plan de Dios y sirve como el máximo representante en la tierra y en el cielo.
Considere cómo el Espíritu Santo acentúa la separación de Jesucristo de todos los demás: Hebreos 1:1-2, “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo…”
Mientras que sus antepasados judíos escucharon el mensaje de Dios a través de los profetas como siervos de Dios, los judíos del primer siglo tuvieron el gran honor de escuchar el mensaje de Dios del hijo unigénito de Dios. Los patriarcas habrían apreciado una bendición tan especial.
El escritor realza aún más el significado de esta bendición al expresar ocho áreas de la superioridad de Jesús sobre los profetas.
1. Si bien los detalles de las comunicaciones anteriores de Dios abarcan a muchos hombres durante un período de más de mil años, el mensaje final de Dios “en estos últimos días” es articulado por Su Hijo y reiterado por los apóstoles y profetas de Jesús en una sola generación. Moisés anticipó esta verdad muchos años antes cuando el Señor dijo por medio de Moisés: “Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare. 19 Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.” (Deuteronomio 18:18-19).
2. Segundo, “Jesús es el heredero de todo” (Hebreos 1:2) como está profetizado en el Salmo 2:7-8. Nunca se dijo esto de ningún profeta.
3. Tercero, Dios hizo el mundo por medio de Él (Hebreos 1:2). Nadie más podría hacer tal afirmación.
4. Luego, en Hebreos 1:3, el Espíritu Santo habla de Jesús como el resplandor de la gloria de Dios. Mientras que los profetas experimentaron pasivamente el resplandor de la gloria de Dios, Jesús mismo ERA y Es EL resplandor de la gloria de Dios.
5. Quinto, a Jesús se le llama “la imagen expresa de su persona” o “la imagen misma de su sustancia.”
Coffman cita las siguientes explicaciones académicas de esta frase:
J. R. Dummelow dice que esto significa “[Jesús] es la contraparte o facsímil del Padre.” 3
Thomas Hewitt dice que esto significa que Jesús es “Verdadero Dios de verdadero Dios.” Clarence Roddy explica que Jesús es “La representación exacta del ser mismo de Dios.” Adam Clarke, Jesús es “La misma esencia con el Padre.”
Todas estas palabras me sugieren Juan 1:1, “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” También señalan Filipenses 2:6, “Siendo en forma de Dios, [Jesús] no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse.”
¿Cómo podrían los judíos convertidos al Cristianismo darle la espalda a Jesús? ¡Hacer eso es abandonar a Dios mismo!
6. El Espíritu Santo continúa edificando sobre el significado de Jesús, diciendo en Hebreos 1:3 que Jesús “sustenta todas las cosas con la palabra de su poder.” En otras palabras, el universo no solo se creó a través de Cristo, sino que la palabra de Jesús es el pegamento que mantiene unido el universo. El apóstol Pablo dice de manera similar en Colosenses 1:17, “Y Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en Él subsisten”
7. Si bien hasta este punto el Espíritu ha enumerado aspectos de la majestad de Jesús que merecen admiración, ahora llega a un punto que agrega apreciación emocional — “Él… limpió nuestros pecados.” Jesús nos salvó de nosotros mismos. Jesús hizo al sufrir lo que ni nosotros (ni nadie más) podía hacer para ayudarnos. Y ahora, cristiano judío, ¿te alejarás de él y volverás a los sacrificios de animales inferiores y ahora completamente ineficaces?
8. Y, finalmente, Jesús “se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.” Esto acentúa la singularidad de la posición de Jesús como Rey de reyes que gobierna como cabeza sobre Su iglesia.
Colosenses 1:18, “Y [Jesús] es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia.”
Esta gran verdad central del sermón de Pedro en el día de Pentecostés también sirve como argumento final en su llamado a su audiencia judía para que se vuelvan a Jesús en Hechos 2:30-36,
“Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, 31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. 32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. 34 Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, 35 Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”
Las ocho afirmaciones anteriores hechas para Cristo NO se podían hacer para los profetas, lo que hace que su preeminencia sobre ellos sea indiscutible Y la lealtad de los judíos a Él sea la ÚNICA opción para aquellos que buscan honrar a Dios.
El Espíritu Santo se mueve ahora para discutir la superioridad de Jesús sobre los ángeles. Ciertamente, la agencia de los ángeles en el esquema de Dios es significativa.
• Un ángel le aseguró a Agar de la bendición de Dios sobre su descendencia (Génesis 16).
• Los ángeles ordenaron a Lot que saliera de Sodoma (Génesis 19).
• Un ángel le ordenó a Abraham que no matara a Isaac (Génesis 22:11) cuando demostró su voluntad de obedecer a Dios hasta ese extremo.
• Un ángel de Dios le habló a Jacob sobre cómo Dios protegería a Jacob de la traición de Labán (Génesis 31).
• El ángel de Jehová se le apareció a Moisés en una llama de fuego en medio de una zarza (Éxodo 3).
• El antiguo pacto fue dado por ángeles (Gálatas 3:19).
A pesar del propósito especial de los ángeles en el plan de Dios, son inferiores a Cristo en varios aspectos.
• Jesús tiene el nombre superior de “Hijo” (Hebreos 1:5).
• Dios ordena a TODOS los ángeles que adoren a Jesús (Hebreos 1:6). Leemos en 1 Pedro 3:22 que Jesús “…habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.”
• La palabra “ángeles” significa literalmente “mensajeros.” Mientras que los ángeles son seres creados y siervos, el Padre le habla al Hijo de Su Deidad, “Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo… Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies” (Hebreos 1:7-14).
Leemos en Colosenses 2:9, “Porque en [Jesús] habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.” Estas declaraciones muestran que Jesús es tanto Creador como Rey de Reyes. Su superioridad sobre los ángeles está firmemente establecida.
A la luz de la superioridad de Jesús sobre los ángeles, el Espíritu llega a una conclusión conmovedora en Hebreos 2:1-4, “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. 2 Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, 3 ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, 4 testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.”
El autor de Hebreos tiene mucho más que decir, pero afirma con confianza, basándose en la superioridad de Jesús sobre los ángeles y los profetas, que el descuido de las enseñanzas directas de Jesús y las enseñanzas que Él autorizó a través de Sus apóstoles será catastrófica.
Este hecho pesa mucho sobre aquellos que aún hoy portan, como judíos, la especial conexión genética con Abraham, Isaac y Jacob (Romanos 3:1-2; 9:1-5).
¡Sí! Dios otorgó bendiciones especiales a la nación judía a través de su vínculo como descendientes de los patriarcas, pero esta asociación NO les traerá salvación a menos que ellos, a través de la fe, se sometan a Jesús. Un judío que está fuera de Cristo está tan perdido COMO un gentil fuera de Cristo.
Jesús les dijo a los judíos de Su época que lo rechazaron (Juan 8:24), “Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.” El contexto muestra que las palabras “Yo soy” se refieren a la Deidad de Cristo.
En la misma conversación, Jesús les dijo (Juan 8:56-58), “Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó. 57 Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? 58 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, YO SOY.'”
Ahora, la gente de hoy puede elegir estar confundida acerca de lo que Jesús está comunicando, pero usted puede estar seguro de que los judíos sabían EXACTAMENTE lo que Jesús estaba diciendo – ¡YO SOY Dios! Observe sus reacciones a las palabras de Jesús en Juan 8:59, “Tomaron entonces piedras para arrojárselas…”
Amigos, por favor, recuerden el mensaje general del libro de Hebreos: a los judíos, que alguna vez fueron el pueblo especial del pacto de Dios, se les dio la primera oportunidad de escuchar y responder al evangelio (Romanos 1:16). Sin embargo, si no reconocen la Deidad y el Mesianismo de Jesús Y si no buscan la salvación en Jesús, están perdidos.
La buena noticia es que donde todavía hay vida, continúa la oportunidad de recibir el perdón a través de la obediencia a Jesús.