El Porqué Creo En La Iglesia De Cristo – 6

Porque la iglesia da una respuesta bíblica a la pregunta: “¿Qué debo hacer yo para ser salvo?”
Introducción:
Esta no es solamente la pregunta más grande en el mundo, sino también es la más seria. Nuestro destino eterno es decidido por la respuesta de esta pregunta. Hay muchas respuestas a esta pregunta y muchas son contradictorias a las demás. La verdad no es contradictoria; por eso, sabemos que algunas respuestas vienen de los pensamientos de los hombres. ¿Cómo podemos conocer la verdad? Jesús nos dice en Juan 8:31,32.
Tenemos que continuar en la palabra de Jesús. El hombre no debe contestar según sus propios prejuicios o ideas preconcebidas, sino según la palabra de Dios. ¿Cuáles son las respuestas dadas por los hombres?

 

Algunas respuestas a esta pregunta.

 

Crea solamente y será salvo.
Ore la oración del pecador y será salvo.
Acepte a Cristo como su salvador personal y será salvo.
El que cree es salvo y puede ser bautizado si quiere.
No puede hacer nada excepto esperar el poder del Espíritu Santo.
Tenga una experiencia emocional que es inexplicable. Esto le va a indicar que está salvo.

 

Hay muchas más respuestas de los hombres. Puesto que esta es una pregunta bíblica, hay que buscar la respuesta en la Biblia. Vamos a ir a la palabra de Dios para encontrar la respuesta.

 

La pregunta hecha.

 

La encontramos tres veces en los Hechos de los Apóstoles, pero quiero considerar la que está en Hechos 16:30. Dice: “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?” Vamos a examinar las palabras de esta pregunta.

 

“Qué” Esta palabra implica que hay algo que el hombre tiene que hacer para ser salvo. Implica términos.
“Debo” Significa algo obligatorio. No es lo que puedo hacer o quiero hacer, sino lo que tengo que hacer.
“Yo” No Dios, no Cristo, no el Espíritu Santo, no Abraham, no Isaac, ni Jacob, ni el ladrón en la cruz, ni ninguna persona que vivía en la edad nueva testamentaria, “¿Qué debo hacer yo?”
“Hacer” No es lo que puedo tomar, pensar, creer, u otra cosa, sino ¿Qué debo hacer yo?
“Para ser salvo” No se va a hacer rico, popular, famoso, ni le da amigos, sino la salvación. La salvación no es de un tormento, enfermedad, guerra atómica, o la muerte física, sino la salvación de los pecados pasados y de la condenación de Dios. Esto demuestra el propósito de obedecer los requisitos.

 

La Biblia contesta la pregunta.

 

Esta pregunta fue contestada tres veces en la palabra de Dios. Queremos anotarlas una por una.

 

Los judíos el día de Pentecostés (Hechos 2:37,38).

 

Los hombres piadosos de todas las naciones se habían unido (Hechos 2:5).
Los apóstoles recibieron el Espíritu; Pedro declaró los hechos del evangelio –la muerte, la sepultura y la resurrección de Cristo– (Hechos 2:1-36).
Los oidores honestos se daban cuenta que habían crucificado al Cristo (Hechos 2:36), y fueron compungidos de corazón y preguntaron: “Varones hermanos, ¿qué haremos?” (Hechos 2:37).
Note la respuesta de la Biblia: “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38). Note que él no dio la misma respuesta que fue dada por los hombres.

 

Saulo de Tarso, después se llamó Pablo, el apóstol.

 

La primera impresión de Pablo quien fue enemigo de la iglesia fue desfavorable (vea Hechos 7:58; 8:1,3; Filipenses 3:6; Hechos 26:10,11).
Pablo tuvo una buena conciencia cuando estaba persiguiendo la iglesia (Hechos 26:9; 23:1).
Mientras viajaba a Damasco para perseguir a los cristianos, Saulo vio a Jesús en un resplandor de luz del cielo. Convencido de su error, Pablo dijo: “¿qué quieres que yo haga?”
Siendo un vaso celestial, el Señor no le dijo lo que necesitaba hacer, sino le mandó un vaso de barro, Ananías. Ahora bien, recuérdese que Saulo ha creído y se ha arrepentido, pero todavía no sabía lo que tenía que hacer para ser salvo.
Ananías le dijo: “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:16). Note la respuesta dada por estos hombres.

 

El carcelero de Filipos (Hechos 16:25-34).

 

En este caso, la persona que preguntaba, no había oído el evangelio todavía (Hechos 16:30).
El preguntó: “¿qué debo hacer para ser salvo?” La primera necesidad de él fue creer, entonces la respuesta fue: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16:31).
Note que el carcelero, cuando oyó el evangelio, lo creyó (Verso 34), se arrepintió (El verso 33 lo demostró por lavar las heridas.), y no hay duda que confesó a Cristo o Pablo y Silas no hubieran sabido que había creído; después fueron bautizados él y su familia (Verso 33).

 

En el Nuevo Testamento cuando los hombres hacían aquella pregunta, los predicadores les decían que creyeran, se arrepintieran, confesaran y se bautizaran. Algunos dicen: “En los ejemplos antes mencionados ¿por qué no les dijeron en cada caso que hicieran todos estos mandamientos?” La respuesta:

 

Algunos ya habían creído, y oralmente expresaron su fe; por eso, solamente tenían que arrepentirse y bautizarse, como la gente el día de Pentecostés (Hechos 2).
Algunos ya se habían arrepentido, creído y necesitaban solamente confesar y ser bautizados, como Saulo de Tarso (Hechos 22:16).
Algunos no habían oído el evangelio; por lo tanto, el primer mandamiento fue “creer”. Ellos obedecieron los demás mandamientos después de escuchar el evangelio (Hechos 16:32-34).

 

La respuesta fue la misma cada vez. Yo creo en la iglesia de Cristo porque da esta respuesta bíblica a esta pregunta.

 

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En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me harás estar confiado. — Psalm 4:8

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