El Porqué Creo En La Iglesia De Cristo – 7

Por la enseñanza bíblica acerca del Espíritu Santo.
Introducción:
Hay pocos temas que tienen menos controversia. Hay mucha ignorancia y mal entendimiento sobre este tema. La verdad ha sido oscurecida.

 

Todos los grupos religiosos reclaman tener el Espíritu Santo. ¿Por qué los reclamos son contradictorios?

 

Un grupo expresa que el Espíritu Santo le autoriza practicar la poligamia (tener muchos maridos o esposas).
Otro grupo dice que no hay tal cosa como la enfermedad.
Otro dice que el bautismo no es necesario.
Otro grupo grita y testifica, pero no habla en “lenguas”.
Otro grita, testifica, habla en “lenguas” y trata de sanar a los enfermos.
Algunos no tienen revelaciones nuevas; otros sí.

 

¡Seguramente el Espíritu Santo no es responsable por todas estas enseñanzas contrarias!

 

¿Quién es el Espíritu Santo?

 

El es un ser.
El es un ser como Dios, el Padre y Cristo, el Hijo de Dios.
El es un ser masculino (Juan 16:13).
El pronombre “El” es usado muchas veces en referencia al Espíritu Santo.

 

Las medidas del Espíritu Santo.

 

Jesucristo, el Hijo de Dios, recibió el Espíritu sin medida (Juan 3:34); Significa que los otros lo recibieron por medida o sea varias porciones de poder.
El bautismo del Espíritu Santo era una medida que los apóstoles y la familia de Cornelio recibieron.

 

Joel 2:28 dice: “toda carne”, pero no significa que todas las personas reciben estos dones, sino solamente a los judíos y a los gentiles. La promesa del Espíritu Santo fue cumplida cuando los apóstoles lo recibieron el día de Pentecostés (Hechos 2) y la familia de Cornelio (Hechos 10).
Los apóstoles recibieron más poder que las personas sobre quienes ellos habían puesto las manos.

 

El bautismo del Espíritu Santo no fue dado por la imposición de las manos de los hombres. Vino directamente de Dios.
Era una promesa no era mandamiento.

 

La casa de Cornelio recibió el bautismo del Espíritu para convencer a los judíos que Dios había aceptado a los gentiles.
Solamente los de la casa de Cornelio y los apóstoles recibieron el bautismo del Espíritu Santo.

 

La otra medida del Espíritu Santo era el don del Espíritu Santo. Siempre fue dado por las manos de los apóstoles solamente.

 

Los nueve dones fueron impartidos por la imposición de las manos de los apóstoles (I Corintios12:4-11).
Las iglesias recién establecidas recibieron los dones del Espíritu Santo, porque no tenían la palabra escrita, o sea el Nuevo Testamento escrito.
En I Corintios 12, Pablo nos dice el número de los dones y en I Corintios 13 nos dice el tiempo que iban a durar.
I Corintios 12:31 dice: “Yo muestro un camino aun más excelente.” Si no ha aprendido usted el camino más excelente, entonces está 2000 años atrás.
Esta medida de los dones espirituales iba a cesar (I Corintios13:8). La gente no la tiene hoy en día.

 

I Corintios 13:8 dice: “la ciencia acabará”, o sea los conocimientos sobrenaturales (Significa tener conocimientos sin estudiar la Biblia.).
I Corintios 13:9 dice: “en parte conocemos.” Tenían una parte de la revelación de Dios. Hoy día, tenemos la revelación de Dios, total y completa en el Nuevo Testamento.
“En parte.” Los milagros que acompañan este don de ciencia fueron incompletos e insuficientes.

 

Pablo usó tres figuras para ilustrar el estado de la iglesia en aquellos días de los milagros.

 

La Iglesia era como un infante tropezando y yendo a tientas (Verso 11).
Era como un espejo oscuro en el cual uno no podía ver su cara claramente (Verso 12).
Era incompleta y deficiente en mucho.
Regresar a los días de milagros sería como comerciar en algo completo (el Nuevo Testamento escrito) por algo incompleto (una revelación parcial). Sería cambiar un espejo claro por uno oscuro. Sería tener un infante que no crece.

 

No podemos tener estos dones hoy día, porque no hay apóstoles para imponer las manos sobre nosotros. ¡Las manos de un apóstol eran absolutamente esenciales! Observe estos ejemplos:

 

Felipe había enseñado y bautizado algunos en Samaria (Hechos 8:12) y los que fueron bautizados necesitaban los dones espirituales para llevar el mensaje a otros. Aunque Felipe había hecho milagros (Vs.6 y 13), había recibido la imposición de las manos de los apóstoles solamente y no había recibido el bautismo del Espíritu Santo; por eso, no podría compartir este poder. Pedro y Juan (apóstoles) tuvieron que ir a Samaria y hacerlo (vea Hechos 8:14-19).
Pablo podía impartir los dones espirituales en Efeso porque era apóstol (Hechos 19:1-6).

 

No tenemos apóstoles hoy día porque nadie cumple con los requisitos.

 

Se tiene que ser testigo de la resurrección de Jesús (Hechos 1:22).
Pablo fue el último apóstol (I Corintios 15:8).

 

Hoy día, nadie ha recibido el bautismo del Espíritu Santo, porque Pablo dijo que hay sólo “un bautismo” (Efesios 4:5).

 

Una vez había dos bautismos como en la casa de Cornelio (Hechos 10:47,48).
Años después de los bautismos de Cornelio, Pablo dijo que había “un bautismo”. Por lo visto, uno de los bautismos, ya, ha terminado.
No era el bautismo en agua que terminó porque es el único que los discípulos pueden administrar (Mateo 28:19,20) y este bautismo iba a durar “hasta el fin del mundo”.
El bautismo del Espíritu Santo terminó.

 

Creemos en el Espíritu Santo, su consuelo y su dirección. En la niñez de la iglesia, el Espíritu Santo guiaba y consolaba a los hombres inspirados, pero hoy día estamos dirigidos a través de un libro inspirado3/4 la palabra de Dios.

 

Tenemos que tener el Espíritu de Cristo (Romanos 8:9).
No significa que puedo hablar en idiomas que no he aprendido o beber cosas mortíferas o agarrar culebras sin temor, porque la edad de los milagros ha terminado y los que pertenecían a aquella edad.

 

Es un error orar para que el Espíritu Santo nos entre a nosotros. Él no lo hará a través de la oración, sino por la enseñanza de la palabra de Dios (I Corintios12:13).

 

Cuando Jesús prometió el Espíritu Santo por medio de la oración en Lucas 11:13, el se refirió, mejor dicho, a las “buenas dádivas” del Espíritu (Vea Mateo 7:11). Nosotros no recibimos realmente el Espíritu Santo mismo, sino las buenas cosas que trae el Espíritu Santo.
Recibimos al Espíritu Santo en la misma forma que recibimos a Dios el Padre. Él está en nosotros en el mismo sentido que Jesucristo está en nosotros.

 

Dios, I Juan 4:15.
Jesucristo, Col. 1:27.
Espíritu Santo, I Corintios3:16.

 

Estamos agradecidos que el Espíritu Santo mora entre nosotros en este sentido, pero no nos capacita para duplicar los milagros que hicieron los apóstoles.
Los que creen que pueden hacer milagros hoy día, necesitan aprender a usar bien la palabra de Dios.

 

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